¡ATENCIÓN! ¿Cómo abordar la agricultura urbana?
Son muchos los beneficios de la agricultura urbana; en un futuro podrán servir de sustento para los mismos habitantes de los edificios y casas.
El trabajo de
los ecologistas ha logrado calar en muchas de las personas que
viven en ciudades. Alimentarse bien y colaborar con el planeta plantando
nuevas matas son cosas que se pueden hacer desde una casa e
incluso, desde un edificio. “De moda” es el término que se utiliza actualmente cuando nos
referimos a la agricultura
urbana. Esta forma de producción viene afianzándose cada vez
más en cada país.
Cada vez es más popular la agricultura urbana |
Sabías que con esto estarás ayudando a crear nuevas fuentes de oxígeno en la ciudad. Además,
puede mejorar la salud de las personas que coman las cosechas, porque no
utilizaran fertilizantes tóxicos, sino que todo será natural.
Son varias las cosas que debemos tener siempre presentes, José Simón Elarba Haddad enumera algunas:
- El peso: debes informarte sobre el peso que puede soportar la azotea del edificio o la casa. Los expertos sugieren que el peso de los huertos o jardínes no deben exceder los 300 kg/m2
- Materiales: tener un huerto casero te permite reciclar varios artículos que pensabas botar, como las botellas plásticas, ahí podrás colocar la tierra y una semilla, para que nazca alguna fruta o vegetal, así como una flor. Los restos de los listones de madera pueden ser utilizados para hacer grandes mesas, donde podrás hacer semilleros. También con los restos de comida y grandes envases puedes realizar fertilizantes orgánicos.
Recicla y siembra a la vez |
- Las palas, guantes, martillos, clavos, tijeras y otros son indispensables.
- Para regar: puedes utilizar el agua de lluvia, que puedes almacenar en pequeños tobos. También puedes reutilizar el agua de la limpieza o de los aires acondicionados.
Estos son solo alguno
de los consejos que damos, te recomendamos iniciar en este mundo de la agricultura urbana, la puedes realizar
luego de llegar del trabajo o los domingos para relajarte.
Por José Simón Elarba Haddad